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Mientras la comunidad gay debate aquí la veracidad de la acusación -así como la definición de lo que constituye un delito de odio-, los medios de comunicación homosexuales de Estados Unidos han optado por limitarse a publicar una afirmación totalmente infundada.
Carl Blea y Marc Lange estaban de visita desde Palm Springs, California, el pasado fin de semana (el lunes era el cumpleaños de Marc) cuando fueron abordados por un individuo en la madrugada del sábado 24 de marzo cuando regresaban al apartamento donde se alojaban después de visitar varios bares de la zona. Afirman que el individuo sólo les dijo una palabra de una sílaba y que fue indescifrable para Blea, que habla inglés y español. Dicen que siguieron su camino y, según Blea, se volvió hacia el desconocido y vio cómo levantaba un arma hacia ellos. Corrieron y Blea recibió un disparo.
No hubo testigos. Lange pidió ayuda repetidamente hasta que llegó un agente de seguridad de un establecimiento local. La policía llegó en 15 minutos y una ambulancia en 45 minutos.
No sé tú, pero entre comentarios de Facebookun hilo de TripAdvisor y conversaciones personales, parece que he oído de todo en los últimos dos días:
«¿Por qué una pareja gay piensa que está bien pasear de la mano por un parque de una ciudad extranjera a las 2:30 de la mañana?».
«He oído que son fiesteros y si estaban drogados, si intentaban comprar droga, ¿quién sabe lo que recuerdan?».
«No podemos seguir fingiendo que [la delincuencia] no está ocurriendo en la zona porque si lo hacemos empeorará».
«Quizá buscaban sexo y confundieron [al tirador] con alguien a quien podían ligar».
Cuando fui a conocer a la pareja, Carl y Marc, hace dos días, se mostraron agradables, hospitalarios. No era su condominio, se apresuraron a corregirme cuando les pregunté, contrariamente a lo que decían algunas noticias. Me dijeron que llevaban muchos años, más de una década, visitando la isla, aunque sólo una o dos veces al año, entre 4 y 7 días seguidos. Puede ver el vídeo de mi conversación con Carl aquí:
Compartieron conmigo la información de una persona que se puso en contacto con ellos por una experiencia similar. Sin haberlo solicitado, alguien llamado Zach Landwehr me envió esta publicación de Facebook de febrero de este año. Y seamos sinceros: corrobora su afirmación de que aquí se cometen delitos y muchos de nosotros no sabemos nada de ellos. Landwehr adjuntó un mensaje privado con su enlace: «Acabo de ver tu historia. Quería compartir la mía contigo y entiendo tu dolor».
Los titulares de los medios de comunicación gay de EE.UU. son su propia forma especial de horror, cada uno de ellos no hace referencia a la hora del día en relación con el ataque y deja al lector asumiendo que los chicos gays serán tiroteados en cualquier momento en Puerto Vallarta si se cogen de la mano:
Una publicación en Facebook de The Advocate enlaza a una noticia y pregunta: «¿Planeas un viaje a Puerto Vallarta?«.
También de The Advocate: «¿Un robo? No, fue un crimen de odio, dice la pareja gay. «
Calificarlo de delito de odio parece un poco histriónico. En defensa de Blea y Lange, sin embargo, el informe original del incidente hizo parecer que había una conversación entre los dos y su atacante. Puedes verla aquí. Me dijeron que no hubo conversación. Recordaron que se sintieron instados por la policía a identificar el encuentro como un robo.
Como se cometió una injusticia contra ellos -independientemente de la razón subyacente, uno de ellos fue tiroteado-, sintieron la necesidad de denunciarla. El post original de Facebook que Lange creó anunciando el ataque ha sido compartido 846 veces desde que se publicó el domingo por la mañana.
Un elemento importante de la legislación sobre delitos de odio es que la intención del autor es un factor necesario. Tiene que estar motivado por un prejuicio hacia un grupo o raza de personas y, sin pruebas testimoniales adecuadas y con el agresor todavía en libertad, en este caso no tenemos ni idea de lo que el tirador pensaba de sus víctimas. Por definición, pues, lo ocurrido la madrugada del sábado en el Parque Lázaro Cárdenas no es un delito de odio.
Todavía no.
Cuando hablé con Blea y Lange en su apartamento poco después de que Blea recibiera el alta hospitalaria, me señalaron la preciosa cesta de fruta y las flores que habían recibido del presidente y el director de la oficina de turismo de la ciudad. El jefe de policía se reunió con ellos mientras estaban en el hospital y el propio alcalde tenía previsto reunirse con ellos ese mismo día, aunque un conflicto de fechas impidió que eso ocurriera. En los dos últimos días, la oficina de turismo y la asociación empresarial LGBT han hecho públicas sendas declaraciones sobre el atentado.
La gran vergüenza de esta situación ahora es que la preocupación mostrada por los funcionarios aquí está siendo ahogada internacionalmente por titulares en los medios de comunicación gay que hacen parecer que pasear por aquí, cogido de la mano con tu cónyuge gay, es mortalmente peligroso.
Y a pesar de que me han dicho que han recibido información adecuada de las autoridades, la pareja parece estar exacerbando la confusión. En el momento de redactar este artículo (media tarde del miércoles 28 de marzo), se habían publicado las siguientes noticias en las últimas 24 horas:
Tras ser tiroteada en México, una pareja de Palm Springs quiere que se sepa la verdad
El único artículo realmente sustancial, el que se esfuerza en subrayar que realmente no sabemos si se produjo un delito de odio, es este largo artículo de una nueva publicación en línea llamada them. que deja de lado los detalles específicos sólo para sugerir que sucesos como éste -no podemos negar que había un hombre armado y que dispararon a un gay- realmente te hacen sentir un poco más consciente de la forma en que nos percibe la gente que nos rodea; que podemos ser recibidos o reconocidos públicamente por personas que tienen perspectivas completamente polarizadas.
Perdemos un poco de inocencia cuando ocurren crímenes como éste, tanto si resultan ciertos como si no.
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