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Armando Reyes se trasladó a Puerto Vallarta hace diez años porque vio una oportunidad de trabajar como artista que su Guadalajara natal no podía ofrecerle.

«Cuando estuve de visita en Vallarta», dijo, «vi las galerías locales y los artistas locales y un buen mercado para el arte, y por eso decidí venir aquí. En otras ciudades no hay grandes oportunidades».

Como muchos empresarios de esta ciudad, busca en canadienses, estadounidenses y, sobre todo, europeos, amantes del arte de todo el mundo que visitan México, mantenerse.

«Los mexicanos apreciamos el arte, nos gusta verlo, pero es muy difícil para los mexicanos comprar una obra de arte original», dijo. «A veces no nos lo podemos permitir, o a veces simplemente no tenemos el aprecio. O simplemente no está en nuestras listas principales para comprar».

Además, eligió la ciudad más respetuosa con el colectivo LGBT de todo México porque últimamente su trabajo ha implicado directamente a nuestra comunidad. En mayo, en nuestro festival del Orgullo, Reyes organizó una exposición de arte homo erótico, la oportunidad perfecta para identificarse y compartir su obra. El estudio y la galería de Reyes se llaman J.A.R. (nombre completo: José Armando Reyes) y están llenos de colgantes grandes y pequeños, algunos políticos (¿has visto el cuadro de Trump como cerdo?) y otros de influencia tradicional mexicana. Últimamente, sin embargo, la obra es decididamente homoerótica, y el artista no se disculpa por ello.

«Me gusta la anatomía», dijo. «Me gusta la anatomía masculina, ¡ya que soy gay! Creo que la anatomía masculina tiene mucha expresión. Un paisaje es una cosa, pero cuando pintas un retrato estás contando también una historia. O cuando pintas anatomías. Estás contando la historia de una persona. Por eso me gusta pintar mucha gente y retratos, especialmente la anatomía masculina».

Y aunque es autodidacta, Reyes puede hablar con gran detalle sobre la teoría de su trabajo y sus influencias.

«Estudié filosofía y psicología», dijo, «viajé también por muchos países de Europa y tuve contacto con otras culturas y amigos. El estudio de la cultura griega y romana te enseña que el arte es el valor supremo de cualquier cultura. La filosofía te enseña a pensar desde diferentes perspectivas, a cuestionarlo todo, a profundizar en las cuestiones más significativas para el ser humano. La psicología estudia el comportamiento de los seres humanos, así que si no entendemos el comportamiento de nosotros mismos, cómo podemos entender a los demás».

Reyes tiene grandes ambiciones tanto para su trabajo como para la comunidad artística de Vallarta en general, y cree que todos deberíamos soñar a lo grande. «Es un buen consejo para nosotros, sobre todo para los mexicanos», afirma. «Tenemos que pensar en grande. Esta es una de mis metas, poner aquí un gran museo de arte contemporáneo. Espero que la calidad de mis cuadros sea suficiente para estar en este museo. También me gustaría representar a México en otras ciudades del mundo y enorgullecer a la comunidad de artistas de México. También ser una motivación para muchos otros artistas jóvenes que están empezando, que piensan que el arte no es una forma de vivir, no es una recompensa económicamente. Me gustaría cambiar eso también».

«El arte toca todos los rincones de nuestra vida», añadió. «Así que a veces sientes la belleza y quieres experimentar la belleza, a veces estás loco, a veces estás cachondo. Las pinturas eróticas para mí son un mensaje para decir: ‘sabes qué, esto forma parte de nosotros. No hay nada de lo que avergonzarse’. Mucha gente se avergüenza de poner uno de estos cuadros en su casa porque ‘oh, a lo mejor viene mi abuela’ o algo así. Es algo que quieren ocultar. Vale, pero esto es lo que somos».

«Ahora mismo tengo sesenta o setenta cuadros en esta galería. A veces sólo uno de ellos conmueve a una persona. Y dicen ‘oh, conecto con este cuadro’, y conectan porque lo que les pasa en ese momento conecta con lo que yo sentía cuando lo pinté. Depende del estado de ánimo de la persona cuando lo ve, de su historia, a veces tienen una conexión».

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